martes, 28 de octubre de 2008

ENREDADA

Bueno, entonces será que es mi turno… pues aquí estoy.

Antes que nada quiero contarles que sinceramente no me esperaba semejante propuesta… que a decir verdad me encuentra, en estos momentos, muy entusiasmada y en algún punto hasta ¿elogiada? Jaja. No se si es esa la palabra justa, pero creo que varios me interpretan… para mí, resulta muy significativo el hecho de recibir esta invitación y comenzar a participar desde una nueva perspectiva, eso me encanta…

Y entonces me animo a pensar que somos mónadas, multiplicidades, singularidades a punto de imbricarse, combinarse, componerse en la búsqueda y la creación de algo nuevo… eso suena fantástico…

A propósito, Maurizio Lazzarato habla de la colaboración y la cooperación entre cerebros que actúan a distancia (en este caso por las nuevas tecnologías y los flujos y redes que ellas conforman) y se componen unos con otros… creo que esto cabe justo entre nosotros. Y además nos cuenta: “Lo posible es de este modo producción de lo nuevo. Abrirse a lo posible es recibir… la emergencia de una discontinuidad en nuestra experiencia, y construir, a partir de la mutación de la sensibilidad que el encuentro con el otro ha creado, una nueva relación, un nuevo agenciamiento”.

Entonces, vale, encontrémonos, arriesguémonos a lo imprevisible, a lo impredecible y potenciemos nuestras subjetividades para crear nuevos modos de pensarnos en la “espectral situación de tesis”, seamos originales e inventemos otras posibilidades de conocer. Seamos aprendices en este proceso que estamos recién iniciando, como nos invita Nina Cabra: “El aprendiz es la resistencia, es el pensamiento que se aburre en la repetición, que dispersa la memoria en medio de la agitación de la naturaleza. Para el pensamiento híbrido la ciencia es experimento y exploración, riego y alegría de sentir, de ser movido por el afecto y el placer. Sujetos mutantes que se complacen en la aparición de sus nuevos cuerpos… voces de otros tiempos que irrumpen en la ciencia para dale nuevos sentidos. Signos que se hacen puertas, umbrales de comunicación”.

Puedo llegar a especular… intento presagiar lo que vendrá… y llego a percibir las vibraciones…las ondas son muy buenas…

Ahora sí, me dedico a compartir “algo” sobre mi proyecto de tesis, que ya había adelantado en el encuentro del pasado jueves.

El tema de la tesis lo vengo masticando desde el año pasado, a partir de los engorrosos ejemplos que nos pedía Sarkisian (¡qué tanto aprendimos a apreciarlo durante el año!) en Metodología, con su bondadosa intención de ejercitar nuestro cerebro y así poder bajar de la nebulosa esas abstracciones que eran tan impalpables para nosotros, los alumnos. Ya saben al respecto: marco teórico, objetivos, planteo del problema, lectura en clave metodológica, bla, bla… que pesadilla…

En fin, pensé en algo que me gustara, que fuera de mi interés, y así fui vislumbrando que mi tesis tenía que guardar alguna relación con el arte. Ya les comenté que desde chiquita soy alumna de la escuela municipal de artes plásticas Manuel Musto, espacio muy importante para mí, debido sobre todo a la experiencia y a las personas con las cuales fui creando vínculos muy afectivos…

De esta manera, el tema fue surgiendo, en un principio una rudimentaria idea, que luego fue mutando y poco a poco fue tomando forma: los murales como medios de expresión, de comunicación.

Entonces continúo: considero que los murales tienen un poder de afección muy interesante, en tanto formas explícitas de denuncia. Manifiestan, de hecho, una intención específica, clara, que tiene que ver con la necesidad de expresar y hacer públicos determinados pensamientos, sentimientos, ideas… ¿me explico?

Así mismo, esta experiencia del mural, como acontecimiento, requiere todo un trabajo planificado: principalmente qué se quiere decir, qué es lo que se quiere comunicar, con qué medios y técnicas, cómo, etc.

De este modo el mural resulta de un proceso, implica una reflexión previa, que involucra tanto a quiénes lo llevan a cabo, como también a quiénes lo apreciarán en un momento posterior, es decir, los espectadores: los transeúntes que caminen por las calles de la ciudad…

Entonces está bueno concebir el mural como una forma de participación social, el mural que invita a múltiples lecturas, y que cada uno, como espectador, lo “redibuja” en su imaginación…

Me animé además a relacionar el tema con el movimiento que se dio en México después de la revolución de 1910, llamado y conocido como “muralismo”. Teniendo en cuenta que éste fue un movimiento que en su época rompió con el academicismo europeo, las estructuras, la pintura de caballete, lo establecido… Al mismo tiempo reivindicó la propia cultura, autóctona, plasmando en las paredes de los edificios de México las problemáticas sociales, económicas y políticas de la coyuntura. Fue un movimiento cuyo propósito fue socializar el arte y extenderlo a todo el pueblo mexicano.

Allí encuentro una posible relación -y desde luego muy interesante- entre lo que significó ese movimiento y lo que se da actualmente en la ciudad. El mural social, que se impone con su grandeza, que es potencia, que expresa…

Y se preguntarán ¿Por qué el mural y no el graffiti? Porque el graffiti es efímero, masivo, repetitivo; el mural tiene que ver con la experimentación de otras emociones y sensaciones, distintas, estoy casi segura, a lo que es reproducir infinitamente imágenes con un esténcil...

Bueno, fue una aproximación a lo que intento analizar… la verdad es que ando medio desorientada en cuanto el marco teórico a utilizar. No se aún desde que perspectivas podría abordarlo. A veces ni yo no me entiendo. Pero sigo pensando. Me encanta Barthes, pero suena medio loco, también Bajtín, De Certeau… son ideas que tengo en mente pero necesito charlarlas con alguien y comenzar a pintarlas con más claridad, creo que esta es una buena oportunidad… la fuerza está, la potencia y las ganas también, sólo tengo que arrancar, jugármela y confiar.